Monologo de una Tarde de Verano

26.12.08

Es curioso como funciona la mente y sobretodo, el corazón humano, si es que realmente existe tal cosa y no es solo un concepto derivado del instinto natural de reproducción. El punto es que hoy me acorde de vos después de tanto tiempo, puede parecer algo insignificante pero me llamo la atención el fuerte sentimiento de nostalgia que sentí en ese momento. Estaba tirada en el pasto, libro en mano, gorro en cabeza y tuve que dejar todo de lado para simplemente disfrutar del cielo. Vivimos tan rápido que cuando alcanzamos esos instantes la sensación de calma que nos invade es muy fuerte y cosas interesantes pueden surgir. Ahí es justamente donde entras en escena vos. Ahora viéndolo en retrospectiva tal vez fue la canción que pasaban en la radio, se que siempre te gusto y además, conoces mi afición (poco especial) de asociar a la gente con diferentes temas. Peligrosamente empezaron a aparecer imágenes de nosotros dos y me sentí mal, primero se me revolvió el estomago, después sentí una presión en el pecho y estuve a punto de llorar y finalmente, largue un largooo suspiro como de esos que suelto cuando tomo un poco de más. Y lo que me produjo malestar fue el recuerdo, pero no de vos (no lo tomes a mal) sino, aunque suene muy egoísta y trillado a la vez, de mi misma. Extrañe a esa persona en que me convertía cuando estabas vos. Es que nadie supo hacerme reír hasta doblarme del dolor, nadie me hizo pensar como lo hacías vos, nadie produjo esa sensación que de se me salía el corazón por la boca cuando te acercabas, nadie hizo sonar así a mis tripas. No creo en eso de que hay una sola persona ideal para cada uno de nosotros, pero sí puedo afirmar que no hay más de 15 (siendo generosa). El verdadero problema es dar con ellos. Mientras, supongo que habrá que seguir intentándolo hasta que no salga más la tarjeta de “siga participando”, si es que antes no me canso y me plante con el último huevón que se me cruce por el camino.