I’m Just a Jealous Girl

5.5.08

Hice un descubrimiento: soy celosa y mucho. No es que no lo sospechara antes, tal vez sería más correcto decir que dispersé mis dudas y ahora puedo gritarlo, tómenlo como advertencia o simple aviso.
A pesar de que estoy en pleno conocimiento de su insalubridad (en general lo único que provocan son sentimientos dolorosos que rompen vínculos afectivos), es algo difícil de tratar. Tampoco quiero generar sentimientos de condolencia hacia mi persona, es más que sabido que los celos no son ninguna patología aislada, no estamos solos.
Rasgos definitivos de la persona celosa: desconfianza y sospecha permanente causada por el temor de que la persona amada prefiera a otra. Esto aparece ya en los primeros años de vida cuando uno de los deseos mas profundos de un chico es el de ser único y tener como exclusivo el amor de la madre. Por otro lado, en una relación “amorosa” cuando aparece el miedo de no ser correspondido o que haya un tercero en discordia, ahí aparecen los señores celos en toda su grandeza.
Es un sentimiento obsesivo y posesivo, que aparece en todas las edades: por ejemplo… celos infantiles (Complejo de Caín): hija única, 4 años de felicidad plena, querida y venerada por toda una familia. Hasta que… ellos llegaron: sí, ellos, que encima vinieron por partida doble (Que hice para merecerlo?). Con sus cachetes rosados, paseando en un maldito cochesito doble, se robaban las miradas de todos, eran el centro de atención, dejando a la pobre hermanita mayor relegada, tirada a un lado pero siempre testigo de las injusticias de la vida. Esto pudo llevarla a volcar su agresividad contra sus hermanos y hasta ser origen de celos que se sufren hasta la adultez. (Todos los hechos narrados aquí son ficción, cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia).
Existen diferencias entre los hombres y mujeres celosas. En general, los hombres basan sus celos en el temor de que la mujer tenga relaciones sesuales con otro, mientras que la mujer (santas) lo relaciona con que el interesado se enamore de otra y la deje. Todo esto lleva a quien lo padece a buscar con avidez pruebas de su presunta convicción (yo no hice nada!) y a ser refractario a todo argumento que pudiera tranquilizarlo (MENTIRAAAA!).
Roland Barthes (gracias lenguajes I) dice que la persona celosa sufre no una sino cuatro VECES!: por celosa… por reprocharse ser así… por miedo a que los celos hieran a otro… y por dejarse someter a ideas que digamos… a veces pueden ser infundadas.
No es por justificarme, pero una óptica interesante es la del psicoanalista inglés John Bowlby que desarrollo la teoría del apego: primero en experiencias realizadas con animales determinó que el apego que estos manifestaban por sus madres no tenia que ver con la alimentación sino con la necesidad de seguridad. A partir de esto postulo que en los seres humanos se conserva la figura de apego durante toda la vida. La madre, figura del apego inicial, es sustituida por otra persona en la adultez, por ejemplo la pareja. Entonces los celos serían vivencias que manifiestan la ansiedad ante la posible perdida de la necesaria figura de apego que da seguridad psicológica. Lo que determina que sean o no patológicas es la intensidad y que se deban a causas injustificadas. Pero imagínense consultar al médico por un problema de celos… A pesar de ello, muchas veces los celos vienen acompañados de violencia y consecuencias trágicas como el suicidio o el homicidio (seven days…).
Así que ya saben, cuidadito con lo que hacen, I’m watching you…