The Days of Our Lives

23.9.08


A veces me siento como si regresara a los viejos tiempos, muy lejos. Vos sabes, cuando éramos chicos, cuando éramos jóvenes, las cosas parecían tan perfectas. Los días eran interminables. Estábamos locos y éramos jóvenes. El sol siempre brillaba, vivíamos para divertirnos. A veces, últimamente, no sé… parece que el resto de mi vida ha sido como un espectáculo.Esos fueron los días de nuestras vidas. Las cosas malas de la vida fueron tan pocas. Esos días ya se han ido pero… una cosa es verdad: cuando busco, descubro que todavía te quiero.
No podes retroceder el reloj, no poder hacer que vuelva la marea. Es una pena. Me gustaría regresar una vez más en un viaje de montaña rusa cuando la vida era sólo un juego. No tiene sentido el pararse a pensar en lo que pudiste haber hecho, cuando podes recostarte y disfrutar a través de tus hijos. A veces, últimamente, no sé porqué parece mejor sentarse y dejarse llevar por la corriente.
Porque estos son los días de nuestras vidas. Han volado con la rapidez del tiempo. Esos días ya se han ido pero algunas cosas permanecen… Cuando busco, descubro… que nada cambio.
Esos fueron los días de nuestras vidas. Las cosas malas de la vida fueron tan pocas. Esos días ya se han ido pero… una cosa es verdad: cuando busco, descubro que todavía te quiero.


Roger Taylor

Reflexión post-sabado

14.9.08

La creciente inseguridad no es un fenómeno en si mismo sino una de las tristes consecuencias de la rápida fragmentación que vive la sociedad argentina. En estos días, y desde hace ya mucho tiempo, el tema “inseguridad” está presente en los títulos principales de los diarios y noticieros del país. Hace unos años la inseguridad estaba lejos del primer lugar que ocupa hoy en las encuestas sobre demandas insatisfechas de la población. Vemos que se produjo una “universalización”, ahora es una demanda que atraviesa a todos los sectores de la población.
El avance de esta inseguridad es síntoma de una sociedad que se fragmentó, en un proceso que la recuperación económica, más allá de lo que digan los números brindados por el INDEC, no detuvo, o por lo menos no en forma visible. Los medios suelen reflejar las consecuencias de esta enfermedad, trágicas en su mayoría y que pegan fuerte en toda la población, sin importar su condición social.
Las redes de contención de nuestra sociedad, que fueron destruidas en tan solo un puñado de años, llevarán varias décadas para que se reconstruyan, si es que algún día se logra. El mientras tanto es un verdadero problema sobretodo porque el Estado es incapaz de dar respuestas sustentables, más allá de sumar continuamente efectivos policiales, justamente porque hasta su propia credibilidad esta destruida.
De esta sociedad dividida con un arbitro herido, es fruto la actual paradoja de los taxistas: hay muchísimas personas dispuestas a pagar por sus servicios, tanto así que un sábado por la noche se hace casi imposible conseguir una unidad, pero también a su vez hay un ejercito de pibes sin futuro para los cuales la vida, tanto propia como ajena, vale menos que los veinte pesos que pueden llegar a sacar del asalto a un chofer.

Mariposa Tecknicolor

4.9.08


Era domingo y gracias a dios no estaba en el fuckin’ centro de rosario, sino en mi querido barrio Echesortu. Ahí sí son lindos los domingos, sobretodo cuando calienta ese sol livianito de Agosto que anuncia la primavera. Me hace acordar a los domingos de cuando era chica y toda la tropa cruzaba a la plaza a jugar bajo la atenta miraba de mamá, acompañada por el mate y la abuela.
Necesitaba volver a recorrer esas cuadras donde viven 16 años de recuerdos. Algunos tan presentes que pareciera que fue ayer nomás cuando decidimos mudarnos. No se porque, pero yo fui la única que nunca se termino de adaptar a la vida urbana. Todavía lloro mi casa con su pasillo largooo que fue escenario de varios accidentes, las habitaciones enormes de techos altos que seguramente hoy me parecerían miniaturas, el patio donde actuábamos y hacíamos las fiestas de Halloween, la escalera que me daba miedo bajar de noche…
Así que después de comer, salí de la casa de mi tío y me largue a recorrer sin ruta alguna. A primera vista las cosas parecen muy cambiadas, los edificios altos poco a poco van ganándole terreno a las casas particulares, provocando un juego de sombras que seguramente género el descontento a más de un vecino.
Muchos negocios cerraron o cambiaron drásticamente de rubro. Calle Córdoba, que parecía una autopista a los ojos de una nena, ya no resulta tan impresionante. La casa de Belén ya no existe más y al limonero de la cochera lo volaron para hacer más lugares.
Pero después de un rato te das cuenta que en realidad esos fueron cambios superficiales, la esencia esta intacta y se ve en la mercería que existe desde que mi papá se mudo a rosario, en el peluquero/actor/transformista/juglardeviejas cuando exhibe sus caniches en la calle, el olor a galletitas recién hechas de Caricias, el vidrio de la puerta de casa que sigue roto tal cual lo dejamos, la Dama de Noche que plante con mis propias manitas en el cantero, en el árbol que crece junto a ellas que trajo papá hace 12 años, el kiosco de Silvia con la “alegría” de mi tía abuela Elvira y en la casa de los García tan gris como siempre.
Los colores, los olores todo sigue ahí, esperándome. Lamentablemente, se que yo cambié y aunque vuelva a ese barrio, a esa calle o incluso a esa misma casa, nada va a ser como antes. Son lindos los recuerdos pero no se puede vivir de ellos, prefiero simplemente quedarme con estas imágenes en la cabeza y seguir adelante esperando que en un futuro, otra casa/barrio me deje memorias tan buenas como las que me dejo la de calle Córdoba en barrio Echesortu.
...
Yo te conozco de antes
desde antes del ayer
yo te conozco de antes
cuando me fui no me alejé...
llevo la voz cantante
llevo la luz del tren
llevo un destino errante
llevo tus marcas en mi piel
y hoy sólo te vuelvo a ver...